Columna de Opinión de
ALFREDO LEUCO
Parecía un boxeador contra las cuerdas. Bajo las luces del ring, en pleno Luna Park, Néstor Kirchner, tiraba golpes al aire, desencajado y con la sola intención de atemorizar. Pocas veces un político perdió tan rápido tanta sintonía con las demandas y los humores sociales. Hace un tiempo, sobre todo desde la paliza del campo, que Kirchner hace casi exactamente lo contrario a lo que debe hacer. La gente pide calma, racionalidad, serenidad, consensos, diálogo, responsabilidad y Kirchner ofrece gritos, amenazas, crispaciones y castigos a los que no lo acompañan casi hasta la inmolación. Hasta uno de los integrantes de la línea fundadora del kirchnerismo como Alberto Fernández acaba de ser desplazado de su cargo en el justicialismo porteño solo porque no responde con subordinación y valor. Los Kirchner son implacablemente crueles no solo con sus rivales o adversarios. Lo son con quienes fueron sus amigos hasta hace un rato. Maltratan a sus compañeros mas cercanos. Cristina, por ejemplo, no le atiende ni el teléfono a Alberto Fernández. Y eso habla mas del rencor del matrimonio copresidencial que del ex jefe de gabinete. El presidente del Partido Justicialista, rodeado de dirigentes que vienen del progresismo no peronista, llevó al extremo la decadente táctica menemista de meter miedo. Carlos Saúl decía: «Yo o el caos». Néstor Carlos dice: «Yo o el vacío del 2.001». Para Kirchner, el periodismo siempre fue un enemigo a vencer. Pero ahora sumó a sus enemigos a los encuestadores que hasta hace un tiempo, cuando los números le sonreían, eran los niños mimados de Olivos. Esta claro lo que hace Kirchner: si no le gusta el mensaje de los medios o de las encuestas, mata al mensajero. En un momento de su discurso cayó en una terminología bélica casi malvinera cuando dijo: «Estamos ganando y vamos a ganar la batalla». Así fue como convocó el recuerdo nefasto de Galtieri cuando se dirigió al Principito y lo desafió con soberbia casi suicida: «Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla». Por momentos el jefe de la jefa de estado parece atrapado sin salida en su propio discurso. No es cierto que si el oficialismo pierde una elección parlamentaria venga el caos y el descontrol económico. Y si llega a ser
cierto la responsabilidad será de quienes vienen gobernando los últimos 6 años. Salvo que si pierden, ellos mismos resuelvan patear el tablero para que perdamos todos. Se esta tratando de quebrar y destituir al gobierno nacional y popular dijo Kirchner con la intención de victimizarse. Y lo único que se ve es la manera feroz con la que el mismo está deteriorando la investidura presidencial de su esposa. Kirchner parece el único autodestituyente. Hay que decir Nunca Mas al miedo como campaña electoral. Basta de fomentar el pánico convocando fantasmas. Ya bastante temor tenemos los argentinos con la gripe del mosquito llamada dengue, la gripe aviar y ahora la gripe porcina para que Kirchner nos quiera asustar con la gripe pinguina….
domingo, 3 de mayo de 2009
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