domingo, 6 de septiembre de 2009

LOS LIMITES

Vivimos en un país donde la libertad personal y colectiva es una realidad, que nadie puede poner en tela de juicio. Desde aquella exigencia al cabildo en mayo de 1810 hasta la fecha, el pueblo argentino ha recorrido un largo y penoso camino para obtener y mantener esta libertad que es parte esencial de nuestra forma de vida.
Sin embargo, desde hace menos de una década, la libertad, que es un derecho igualitario para todos, se ha ido transformando en manos de los políticos, que ejercen la conducción de la nación, en una libertad cada vez más condicionada por las acciones y medidas que ponen diariamente en práctica las diferentes cadenas de mando, tanto a niveles nacionales, provinciales o municipales. Cuando los discursos grandilocuentes pierden su contenido, ante una realidad que es desgarrante y totalmente diferente de lo expresado desde los sectores políticos dirigentes, la libertad que el pueblo tiene, no solo se ve condicionada cada vez en mayor grado, sino que se comienza a percibir la supresión de la misma como objetivo final de aquellos, que ven decrecer día tras día su credibilidad y prestigio, cambiando la letra del discurso «meloso y engañoso», por la amenaza solapada, que pone al descubierto el fin que se persigue, sojuzgar al pueblo en su conjunto.
Solo así puede comprenderse la política de odio instaurada en el país desde el 2003 hasta hoy, tratando de introducir en la sociedad falsas contradicciones con el fin de dividir, confundir y enfrentar a un pueblo, cuya aspiración siempre fue la paz y el bienestar de su patria.
Desde la última elección a la fecha, el oficialismo se ha empeñado en desconocer la realidad de los hechos que quedaron a la vista con el resultado electoral.
Simplemente rechazan el pronunciamiento democrático de las urnas, reemplazándolo por una política de imposición y prepotencia, que ya no respeta ningún limite. Y de eso se trata, de los límites que individual y colectivamente debemos respetar todos, como ciudadanos de una misma nación.
Semana tras semana, desde el primer escalón del poder ejecutivo nacional su titular, la presidente Cristina Fernández de Kirchner, nos viene acorralando con una serie de decisiones personales, que publicita por la cadena nacional de radio y televisión, exigiendo la aprobación de la misma «a libro cerrado», con el consentimiento entusiasta de funcionarios y legisladores adictos.
¿Cómo creer en la probidad de legisladores que aplican «la ley de obediencia de vida» permitiendo lo que le impone el sector, casi siempre en contra de la sociedad?
Ocurrió con el paquete de leyes que la presidente Cristina Fernández de Kirchner, remitió al congreso con carácter de «urgente», dentro del cual se filtró la ley 26.511 que en su artículo cuarto disponía por 180 días, la rebaja de las retenciones a las exportaciones de granos en 37 distritos. La aprobación general de la ley en diputados y senadores dio lugar en forma fulminante al veto presidencial, materializado por el decreto Nº 1.128/09 publicado en el boletín oficial el 25-08-09.
¿Y la sociedad con AFA? La nueva realidad, resolvió que es lo que le convenía al fútbol y a sus seguidores e inundó de goles las viviendas de los argentinos, muchos de los cuales apenas tienen para comer y muchos otros, hace rato son desocupados, pero que con la televisación de los partidos del torneo oficial, verán minimizadas sus desventuras.
Le toca ahora el turno a la «Ley de radiodifusión» que viene a terminar con la ley anterior y vigente aun, promulgada por el gobierno de la dictadura, y que al menos hasta la semana pasada se encontraba en la «clandestinidad». Descubrirla y destruirla fue una acción fulminante. Lo que no se había podido lograr desde diciembre de 1983, la presidente lo logró la semana pasada e inmediatamente, remitió el nuevo proyecto a la cámara de diputados.
No faltan las lenguas largas y pesimistas de siempre que quieren ver en esta iniciativa un ataque directo contra el grupo Clarín y sus intereses. ¿Cómo podía ser esto realidad si hasta hace un tiempo atrás y no muy atrás los Kirchner y el grupo Clarín eran un solo corazón? ¿Será cierto que del amor al odio hay un solo paso?
Aquí en Florencio Varela, el 27 de agosto pasado, el mismo día en que el proyecto entró en diputados, tanto en la estación de ferrocarril, como en la peatonal Monteagudo, se distribuyó masivamente ¿Una «revista»? llamada «Portada» que sin identificación alguna, atacaba violentamente al grupo Clarín, a su titular Ernestina Herrera de Noble y a sus hijos adoptivos Marcela y Felipe Noble. Mientras en la contratapa titula «fútbol para todos» y anuncia «la terminación del gran curro del grupo Clarín» añadiendo emotivos conceptos de Ernesto Cherquis Bialo y Víctor Hugo Morales. Como adelanto de la próxima edición anuncia: «investigación especial sobre los periodistas y empresarios de medios, como y donde viven, negociados, coimas, acuerdos políticos, como extorsionan a los empresarios políticos y a la iglesia. Todos los negocios sucios y otras yerbas. A todos los que se creen dioses…»
Realmente un panfleto de lujo que desde el anonimato pretende intimidar a todos aquellos medios independientes y trabajadores de prensa que no compartan los conceptos allí impresos. Quiero destacar la actitud de Varela al Día que en su edición del 28 de agosto denunció la publicación y distribución de esta «revista anónima. Deseo fervientemente que el resto del periodismo varelense de su adhesión a lo ya realizado por este medio.
Se están sobrepasando los límites.
Cuando el ejercicio del odio sobrepasa los límites de la razón se entra en un sendero peligroso, que puede llegar a desembocar en la peor de las tragedias.
Esto los argentinos ya lo vivimos hace tres décadas y sus consecuencias, aun hoy las estamos pagando. Sobre todo los que fuimos actores directos de aquel drama y no inconscientes impostores, de algo que nunca fueron y tampoco podrán llegar a ser. ¡Cuidado! Nos están haciendo caminar hacia el abismo.

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