

Una vez más arremetieron contra la Glorieta de la Memoria y el Recuerdo del Círculo de Prensa Varelense. En horas de la madrugada del domingo 19 de julio, manos anónimas arrancaron y destruyeron todas y cada una de las placas que llevaban los nombres de los trabajadores de prensa fallecidos, que habian sido respuestas por el Cipreva el pasado
7 de junio, apenas duraron un mes y doce días
Todos los días, a través de los medios de comunicación y comunicados oficiales, se viene hablando de la pandemia provocada por la Influenza A H1 N1. Se contabilizan, de una manera deplorable, la cantidad de muertes provocadas por la enfermedad y el total de infectados en todo el país. Como análisis, personal, debo decir que se está pagando demasiado cara la falta de prevención en la medicina argentina.Ahora bien, a esa pandemia, debemos sumarle el tema de la inseguridad que algún funcionario trató de minimizar como una simple sensación aumentada por los medios periodísticos que buscan desestabilizar un sistema de gobierno que se está haciendo pedazos. La ingobernabilidad no es responsabilidad del pueblo sino de quienes asumieron el compromiso de gobernar.Esto es así le pese a quien le pese. Florencio Varela no es la excepción a la regla, por el contrario se ha transformado, gracias a canjes políticos, en una ciudad donde no existe prevención de delitos, accionar efectivo de las fuerzas de seguridad y sí aparecen lugares predeterminados como zonas liberadas.Es por ello que no se puede entender, o por lo menos le cuesta interpretar a este periodista, el continuo accionar de las llamadas bandas que, una vez más arremetieron contra la Glorieta de la Memoria y el Recuerdo del Círculo de Prensa Varelense. En horas de la madrugada del domingo 19 de julio de 2009, manos anónimas arrancaron y destruyeron todas y cada una de las placas que llevaban los nombres de los trabajadores de prensa fallecidos.En esta oportunidad, el recuerdo duró un mes y doce días. Para algunos, con una sonrisa en los labios, pensarán: «y les duraron demasiado». La pregunta que me hago es ¿les duraron a quién o quiénes? Al autor de esta nota, a los familiares de los colegas fallecidos, a algunos periodistas que siempre estuvieron en contra de la propuesta… No duraron para señalar, a las generaciones futuras, los nombres de hombres y mujeres que desde 1896 hasta nuestros días, se encargaron de informar lo que ocurría en este pueblo que hoy se llama ciudad. La Glorieta es patrimonio de todos los ciudadanos.Las tomas fotográficas son por demás elocuentes. Las pandemias de las adicciones no se controlan, por el contrario, en algunos casos se las fomenta. El alcoholismo y la droga siguen haciendo estragos en las mentes de jóvenes y niños. Pero ello no es importante.Solamente se contabilizan los muertos y enfermos por la Gripe A H1N1 y los afectados por la misma razón. ¿A quién le interesa todo lo demás? Ni siquiera a los propios integrantes del gobierno.Lo que más molesta y duele es que la glorieta está ubicada a escasos 90 metros de la Seccional 1ª. de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. En oportunidad de la colocación de las mismas, el día 7 de Junio, «Día del Periodista», un alto funcionario de la misma se había comprometido, ante un colega, que destinaría recorridos para proteger el lugar.Quiero avisarle a ese funcionario policial que levante la consigna porque ya no queda nada, o muy poco, para cuidar. El daño está hecho. Las placas no tienen ningún valor económico. No alcanzan ni siquiera para comprar una dosis de «paco» y mucho menos un «trago».El esfuerzo de tres personas y una institución de bien público fueron destruido, por segunda vez, por quienes se desplazan por las calles de la ciudad, con total impunidad. Esto no es ninguna sensación, es una realidad que molesta pero, por sobre todas las cosas, duele. El gobierno provincial gasta millones de pesos en publicidad donde se comunica que, a través del juego «oficial», ese dinero vuelve a la comunidad en: «hospitales», «escuelas», «viviendas» y «fuentes de trabajo». ¡Por favor!, de una vez por todas dejen de vivir dentro de una irrealidad que nadie pude aceptar y mucho menos apreciar.¿Dónde fue a parar la cultura del trabajo y el esfuerzo? ¿En qué recóndito lugar quedaron los valores de respeto? Para responder existe una sola respuesta, en la falta de ejemplos y modelos como referencia.Particularmente quiero agradecer a esos amigos que colaboraron para la restauración de las primeras placas del año 2008 y las nuevas del corriente año. Lamentablemente quienes no están capacitados para vivir en sociedad, más la falta de funcionarios encargados de velar por la seguridad de los bienes y las personas, más el valor agregado de una dirigencia política que piensa hacia adentro y no para el conjunto de la sociedad, es la ecuación de una realidad que arroja como resultado este tipo de accionar, con total impunidad, de estas bandas que actúan bajo el amparo de la noche y, en algunos casos cuentan con el beneplácito de ciertos sectores.Argentina era un país donde uno se sentía orgulloso de vivir. Hoy es solamente un despojo donde los derechos son atropellados por sujetos que no pertenecen a una sociedad organizada, solidaria y humana.¿No le parece?
Oscar Fernando Baró
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